Las nuevas tascas ya no son como las de antes (algunas, la mayoría): no tienen espíritu cañí, olor intenso a cerveza (o vermú) y por supuesto ni rastro de colillas (o palillos) por el suelo. Ahora las tabernas parecen recién salidas del estudio de interiorismo de moda listas para aparecer en todas las revistas, en realidad lucir divinas en Instagram. Nos hemos dado una vuelta por algunas de Madrid para que veas que los tiempos adelantan una barbaridad. Te las enseñamos
El 5 de Tirso
El nombre suena castizo, taurino e incluso literario, pero esta taberna madrileña que quiere rendir homenaje a sus predecesoras, por eso de la caña perfecta y la tapa, luce decoración exquisita y sofisticada, a cargo del estudio Persevera. Y eso sí, recetas tradicionales (calamares nacionales fritos, pincho de tortilla, garbanzos con callos…), cosa del televisivo chef Sergio Fernández. Por Semana Santa, sin ir más lejos, viene la torrija, con helado de leche merengada.
Dónde: Plaza de Tirso de Molina, 5.
Lobo 8
Esta más que tasca o taberna, es tabanco, nombre glorioso que aún nos gusta más, nacido en Jerez de la Frontera, cómo no, como despacho de vino ampliado. En ellos se ha inspirado Lobo 8, una casa de comidas pensada para el disfrute y la tertulia, para comer al centro (de la mesa) y darle a los jereces, mientras se degustan las delicias del chef, que va más allá de lo típico andaluz. Por cierto, le sobra chic: está alojada en el Gran Hotel Inglés, en pleno barrio de las Letras. Para comer: mejillones tigre 2.0 con escabeche picante y hierbabuena, bomba de rabo de toro o gazpachuelo, junto a sus míticas tablas (quesos, chacinas, salazones, jamón ibérico de bellota o encurtidos). De postre, ¿qué tal un torrijón con miel de azahar?
Dónde: C/ Echegaray, 8.
Zalamero
Decíamos de caña y vermú, pero no les anda a la zaga el vino, tan de tasca, por mucho que ahora se haya subido por las nubes de los cielos Michelin. La prueba está en Zalamero, que es sobre todo, según nos dicen, “un bar de vinos”, pero no de tonel, como antaño, sino de cuidada y profusa carta. Para acompañar, que no falten, platillos de temporada (=tapas): croquetas de pollo rustido, ensaladilla de ventresca de atún… Ya es una exitosa taberna en el barrio del Retiro. Sus propietarios, Ana Losada y David Moreno, son sumilleres. Era de imaginar: hasta organizan catas. Es un wine bar en plan castizo.
Dónde: C/ Narváez, 67.
La Bobia
Como todos, también ella tiene un pasado: se la conoció en tiempos como el café de la Movida (parada obligada de camino a casa tras una noche intensa), incluso sirvió de escenario a Pedro Almodóvar para rodar ‘Laberinto de pasiones’. Hoy es una neotaberna, tal cual, que presume de decoración y de gastronomía asturiana. O sea, patatinas a cabrales, chorizo a la sidra o la legendaria fabada, sin olvidar el homenaje a los indianos (sándwich cubano de lacón asado y queso ahumado…). Aquí se reúnen los nostálgicos del Madrid de los 80 y los de Asturias, patria querida. Sí, también es una sidrería urbana, con toneles-mesa, donde empieza el Rastro (o donde termina).
Dónde: C/ San Millán, 3.
El Clásico
No es solo una neotaberna, que también, sino un multiespacio que se despliega a lo largo y ancho de un mítico edificio de tres plantas en el corazón de Madrid, nada menos que entre la Puerta del Sol y la Plaza Mayor. Además de la taberna en sí, a pie de calle, para comer de manera informal, ya se sabe que lo canalla se aloja en una tasca, están el Mercado & Arrocería, para los arroces y productos selectos, y El Clandestino, el sótano donde se sirven los cócteles. A cargo todo del chef Joaquín Felipe Peira. ¿El diseño? Del estudio Ilmiodesign: mix de historia y modernidad.
Dónde: C/ Marqués Viudo de Pontejos, 9.